Después de la Garmin Barcelona Triathlon mi entrenamiento había sido irregular y algo flojo, así que a dos meses y medio de la Maratón de Barcelona 2012, me puse a entrenar con la esperanza de mejorar tiempo con respecto a la del año pasado. Sin embargo seguía igual, con irregularidad, poca constancia, aunque los entrenamientos estaban siendo de calidad, y bien duros. En ese tiempo corrí la Mitja Marató Gava-Castelldefels-Gavá y logré bajar dos minutos de mi mejor marca en media maratón. A los pocos días y contra todo pronóstico hice la Media Maratón de Barcelona con el dorsal de Gerard. Prefería ir a un ritmo tranquilo, parando en los avituallamientos. Y dos semanas después participé en la Maratest, una carrera de treinta kilómetros en la que me dí cuenta de que podía correr la maratón más rápido que en 2011, aunque aún quedarían doce kilómetros de más para mantener el ritmo después del famoso muro. Estaba contento. A falta de una semana de la maratón hice el test de 2×6000 en el que me salieron buenos ritmos, pero al acabar los segundos seis mil, que se deben hacer a lo máximo que uno pueda acabé con un dolor en el gemelo derecho. Por eso y de igual manera que el año anterior decidí que lo mejor en esa última semana seria descansar lo máximo posible.